Con esta reflexión damos comienzo a una serie de escritos que nutran y robustezcan arquitectónicamente temas que involucran a la disciplina y, también, el día a día en Balcells Arquitectes.
Se planteó, a modo de introducción en la temática, un debate en torno a la relación entre la
arquitectura y la psicología, teniendo al individuo como eje de análisis.
“La mente configura los elementos que llegan a ella a través de canales sensoriales (percepción) o de la memoria” Kurt Lewin
Entendiendo al individuo como un ser que percibe, Lewin expone conceptos como el espacio vital, afirmando que es necesario considerar al individuo y el medio ambiente como una entidad única e inseparable, siendo que una persona percibe su ambiente en función de su estado de desarrollo, su personalidad y sus conocimientos y un contexto inestable lo hace inestable, centrando sus estudios en determinar qué tipos de influencia el medio ambiente producía sobre las mismas.
Estos mismos conceptos fueron los precursores de la psicología ambiental, que trata de explicar los cambios que el ambiente produce en la conducta humana. Ejemplificando, los colores verdes evocan una sensación de naturaleza, estimulando la creatividad, en cambio el rojo es un color que
aumenta los niveles de estrés y el ritmo de trabajo, reduciendo el nivel de análisis y la toma dediciones controladas.
A su vez, las variables del ambiente pueden producir el denominado estrés ambiental, tales como el ruido, vibraciones, temperatura, humedad, sensación de hacinamiento o pérdida de identidad. O también, un determinado ambiente, de índole urbano, puede influir en la conducta de un
determinado grupo de individuos negativamente, llevando a conductas restrictivas, introvertidas o hasta violentas.
En el estudio se debatió como un ambiente construido, como puede ser una urbanización o una vivienda, logra cambiar la conducta de un individuo y como a su vez hay ciertos que individuos no cambian y siguen con sus costumbres y conductas a pesar de un ambiente que les es ajeno o extraño, dejando entrever que hay ciertos ambientes que no logran modificar las costumbres y conductas de los individuos cuando las mismas están muy desarrolladas.
Se concluyó que hay ciertas arquitecturas de índole habitacional que se deberían poder adaptar al paso del tiempo, debido a los cambios de conducta, desarrollos cognitivos y cambios de usos de los individuos que la habitan. Por lo que se dejó latente la dualidad entre psicología y arquitectura, desde como el ambiente construido por la arquitectura cambia la conducta de un individuo, a como a su vez las conductas de los mismos cuando ya están muy arraigadas a ellas son capaces de modificar el ambiente para que se adapte a sus necesidades.
Lo que se produce en la segunda mitad del siglo XX en la disciplina es un reconocimiento del individuo, un cambio de paradigma pasando de proyectar con medidas de perfección a medidas de percepción, las cuales cabe destacar, se reflejan en el urbanismo actual. ¿Realmente debe importarnos las relaciones funcionales de los objetos arquitectónicos y urbanísticos cuando lo que el individuo lo que realmente “recibe” y “siente” son las percepciones que el mismo tiene en base a su identidad y desarrollo? En el estudio estamos convencidos que identificando correctamente al individuo se pueden potenciar aún más los recursos de la arquitectura.
Esta lógica va más allá de estilos, corrientes o representaciones arquitectónicas, es donde lo que realmente importa es el individuo particular, siendo la arquitectura la que formula una pregunta tan básica como la siguiente: ¿Qué espacio necesita?, reforzándose y apoyándose de ramas sociológicas y psicológicas las cuales intentan comprenderlo.
Nicolás Pablo Neira (Balcells Arquitectes, mayo 2002)
Bibliografía
Amos Rapoport y Robert E. Kantor . Complejidad y ambigüedad en el diseño del medio ambiente (Traducción de Xavier Sust).
Franco Lotito Catino. Arquitectura Psicología: Espacio e Individuo.